Mientras las enfermeras y los médicos trabajan en primera línea para abordar el brote de la COVID-19, otros profesionales sanitarios continúan atendiendo a los pacientes que no están infectados con el virus. Para hacerlo, han tenido que ajustar la forma en que operan y se enfrentan a nuevos obstáculos. Las parteras, en particular, han tenido que repensar cómo pueden apoyar a las mujeres embarazadas en un momento en que, en algunos países, ni siquiera ellas pueden esta cerca de las pacientes.
En 2020, Año Internacional del Personal de Enfermería y Partería, estos dos grupos profesionales son tan esenciales como siempre, pero además, al igual que el resto, se enfrentan a desafíos extremos. RUNIC, Centro Regional de Información de las Naciones Unidas para Europa Occidental, habló previamente con enfermeras de toda Europa occidental para averiguar cómo se las están arreglando. En este artículo descubrimos cómo las parteras han tenido que cambiar su forma de trabajar para cuidar de las mujeres embarazadas durante la pandemia.
Apoyo emocional para mujeres embarazadas
Aunque la OMS dice que no existe evidencia de que el virus entrañe más riesgo para las embarazadas o que éste pueda transmitirse al niño en el útero, en toda Europa, las mujeres están preocupadas por su embarazo y la posibilidad de dar a luz durante la pandemia.
De hecho, muchas mujeres están tan inquietas que incluso están reconsiderando si dar a luz en un hospital. Como informa la Organización Flamenca Profesional de Matronas (VLOV), por ejemplo, en Bélgica, cada vez son más las mujeres embarazadas que optan por dar a luz en casa.
Sus preocupaciones no son infundadas. Aunque las condiciones varían según el país, existen nuevas restricciones en todas partes. En Alemania, algunos hospitales han prohibido que las parejas estén presentes en los partos y las mujeres reciben el alta mucho antes de lo habitual, pocas horas después de dar a luz. Mientras tanto, en Irlanda, el Reino Unido y Francia, una persona todavía puede acompañar a la mujer que da a luz. Las visitas están prohibidas en casi todos los países.
Las parteras dicen que esto también complica su trabajo, ya que en ocasiones dependen de la pareja de la madre. Pueden masajear la espalda de la parturienta, ponerle una toallita fría en la frente y conseguirle una taza de té. Pero lo más importante: están a su lado.
La preocupación de dar a luz sola es algo que las comadronas toman muy en serio. Sienten que su función también es brindar apoyo emocional a las mujeres embarazadas, así como a las mujeres con recién nacidos, en un momento en que se les pide que mantengan el contacto físico al mínimo. "Me resulta difícil, ya que valoro las interacciones cara a cara con las mujeres", dice una partera irlandesa. En cambio, ahora hablan por teléfono con más frecuencia o dejan mensajes de voz para mantener el contacto.
Soluciones creativas

Mujer embarazada/Unsplash
Las llamadas más frecuentes son solo una de las formas en que las parteras utilizan la tecnología en su beneficio. Dado que las clases prenatales no pueden realizarse en vivo, las parteras de toda Europa están ideando nuevas formas de preparar a las mujeres para el parto.
Al hacer grabaciones de video con muñecas, les muestran a los futuros padres cómo posicionar y masajear a los bebés para aliviar su dolor abdominal. Otros, imparten clases grupales sobre preparación del parto a través de retransmisiones en vivo.
Cuando a las parejas no se les permite estar presentes en el parto, las parteras han recurrido a establecer videollamadas. Esto les permite hablar con la madre durante el trabajo de parto y escuchar el primer llanto del niño, aunque sea virtualmente.
En Alemania, una joven lanzó una nueva empresa en un momento en que la mayoría están reduciendo su actividad o incluso cerrando. En cooperación con la Asociación Alemana de Partería, creó una plataforma digital para conectar a las parteras independientes con las futuras madres. En ella, se alienta a las mujeres embarazadas a usar la plataforma para encontrar una comadrona en línea, en sustitución a una en persona que no sería posible.
Las parteras también necesitan apoyo
Pero, como muchos señalan, mientras que las parteras están haciendo un esfuerzo adicional, ellas mismas están decepcionadas.
"No hay duda de que quienes trabajan en la atención de la maternidad están haciendo todo lo posible para apoyar mejor a las madres y los recién nacidos, pero los profesionales de la atención de la maternidad también deben recibir apoyo", dice Joeri Vermeulen, de la Asociación Europea de Matronas.
Al igual que con otros profesionales de la salud, están luchando con la falta de equipo de protección personal (EPP), tanto para su propia protección como para la de las mujeres que atienden en el hospital. Junto con otras 11 asociaciones europeas de profesionales de la salud, la Asociación Europea de Matronas insta a las autoridades a garantizar la protección de quienes están en primera línea contra la COVID-19.
En Irlanda y el Reino Unido, algunas parteras han sido reasignadas a otras áreas dentro del hospital, incluidas las unidades de cuidados intensivos. Como resultado, en el Reino Unido, una quinta parte de las unidades de maternidad dirigidas por comadronas están cerradas. Si bien entienden por qué esto es necesario, las parteras expresan su preocupación de que no estén cerca si hay complicaciones durante el embarazo o para apoyar a las futuras madres que han llegado a confiar en ellas.
El trabajo de las parteras ha cambiado dramáticamente en cuestión de semanas. Su ética de trabajo, sin embargo, no lo ha hecho. Está claro que la pandemia no los ha disuadido de apoyar a las mujeres lo mejor que puedan, con creatividad y determinación, en tiempos difíciles.
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